Colaboración de Felipe Vargas
Desarrollador y Gestor Intercultural, UNAM
"El color sacude todo el cuadro inmóvil del lenguaje”
Roland Barthes
Roland Barthes
Cierto día un olor fétido llegaba a la habitación en la que vivía en el centro de la Ciudad de Mérida, Yucatán, México. Por lo que me dispuse, junto con mis compas de casa a buscar el origen de la peste. Así emprendimos la búsqueda y con ayuda del olfato nos condujimos hacia el patio trasero donde localizamos el cadáver putrefacto de un gato. De pronto escuchamos a lo lejos una voz de mujer que preguntaba ¿Es verde? Nuestros rostros expresaban la confusión que sentíamos primero porque no sabíamos de dónde venía la voz y segundo porque nos parecía inexplicable que alguien preguntara si el gato era verde, por tanto Yaneth se apresuró a gritar ¡Señora cómo va a haber un gato verde! Sin embargo la voz insistía en preguntar si el cadáver era de ese color. En ese momento recordé que en alguna clase de maya-yucateco, el profesor nos había explicado que en dicha lengua se podía usar el vocablo Ya’ax para referirse a los colores conceptuados en español como verde y amarillo. Por tanto nuestro extrañamiento era resultado de un momento intercultural no dialéctico en el sentido de que teníamos concepciones unívocas del mundo, y de los colores. Esta anécdota ayuda a mostrar que el léxico cromático es tan diverso como la cultura misma, por ejemplo se dice que las culturas que habitan el círculo polar perciben por lo menos doce tipos distintos blanco, las que habitan algunas regiones de África perciben al menos cincuenta negros mientras que los de la amazonía hasta dieciséis verdes. En ese sentido la metáfora “La voz de las miradas” funciona como una invitación a la reflexión sobre las percepciones del mundo.